
No estoy seguro si alguna vez se ha dislocado alguna parte de su cuerpo. Si no lo has hecho, no me gustarĆa que lo hicieras. Puede ser extremadamente doloroso ya que no solo la articulaciĆ³n estĆ” fuera de lugar, sino tambiĆ©n los tendones, los mĆŗsculos y los nervios. Cuando mi hombro se disloca, el dolor se dispara desde la punta de mis dedos hasta la parte superior de mi cuello. El dolor es tanto a veces que tambiĆ©n tengo dolor de cabeza y dolor de estĆ³mago. No estoy seguro de por quĆ© estas otras partes del cuerpo comienzan a doler, pero creo que el dolor es demasiado para mi brazo que otras partes de mi cuerpo comienzan a sentir algo del dolor. Puede que no sea cientĆfico, pero es solo mi suposiciĆ³n. Sin embargo, esto no es muy diferente del cuerpo de Cristo. Si alguno de sus miembros estĆ” fuera de lugar, esto puede afectar a todo el cuerpo. TambiĆ©n hay diferentes formas de estar fuera de lugar que incluyen estar en un ministerio al que Dios nunca te llamĆ³, estar en una ubicaciĆ³n geogrĆ”fica diferente a donde Dios te ha dicho que estĆ©s y simplemente no moverte para hacer lo que Ćl te ha llamado a hacer. .
Hay diversidad de dones, pero un mismo EspĆritu. Hay diferencias de ministerios, pero el mismo SeƱor. Y hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada uno le es dada la manifestaciĆ³n del EspĆritu para provecho de todos: porque a uno es dada palabra de sabidurĆa por el EspĆritu, a otro palabra de conocimiento por el mismo EspĆritu, a otro fe por el mismo EspĆritu, a otro a otro dones de sanidades por el mismo EspĆritu, a otro el hacer milagros, a otro profecĆa, a otro discernimiento de espĆritus, a otro gĆ©neros de lenguas, a otro interpretaciĆ³n de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo EspĆritu, repartiendo a cada uno en particular como Ć©l quiere. Porque asĆ como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del mismo cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, asĆ tambiĆ©n Cristo. Porque por un solo EspĆritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judĆos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo EspĆritu. Porque, de hecho, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 1 Corintios 12:4-14
Si no somos del mismo EspĆritu y estamos incursionando con otras religiones que son contrarias a Cristo, entonces estamos descolocados y causarĆ” daƱo. Hay un solo Dios y un solo EspĆritu Santo. Si no estamos solos en Cristo, entonces el cuerpo caerĆ”. TambiĆ©n podrĆamos causarnos un gran daƱo a nosotros mismos y al cuerpo de Cristo si estamos tratando de operar en un don que el EspĆritu no nos dio. PermĆtanme afirmar aquĆ que el cuerpo de Cristo del que hablo no estĆ” en un edificio ni estĆ” limitado por una ubicaciĆ³n geogrĆ”fica. Es la Iglesia en todo el mundo. Por eso es importante la ubicaciĆ³n geogrĆ”fica. Vemos misioneros saliendo por todo el mundo, pero cada misionero necesita asegurarse de que estĆ” en el lugar que Dios le ha enviado. Tengo una amiga que recientemente tuvo la opciĆ³n de ministrar en el Medio Oriente o volar a travĆ©s de su paĆs para ministrar a su familia. Su elecciĆ³n fue su familia porque creĆa que allĆ era donde Dios querĆa que estuviera. Tenemos que ser capaces no solo de discernir la voz de Dios sino tambiĆ©n de obedecerla. Podemos querer hacer un gran ministerio en una ciudad, cuando Dios nos estĆ” enviando a hacer trabajo misionero en un pueblo remoto donde fĆ”cilmente podrĆamos ser olvidados. El ministerio en la ciudad puede ser muy exitoso, pero es posible que nunca escuches del SeƱor decir: "Bien hecho, buen siervo y fiel" (ver Mateo 25:23) porque estĆ”s fuera de lugar y no es ahĆ donde Ćl hubiera querido. usted. El trabajo en el pueblo puede no ser fĆ”cil y puede estar fuera del camino, y un lugar incĆ³modo para vivir, pero Dios te darĆ” la fuerza para superar los obstĆ”culos ya que estĆ”s en Su lugar correcto. Nunca debemos establecernos en un lugar donde Dios no nos enviĆ³ y dejar de alcanzar el destino que tiene para nosotros.
Y TarĆ© tomĆ³ a su hijo Abram y a su nieto Lot, hijo de HarĆ”n, y a su nuera Sarai, mujer de su hijo Abram, y saliĆ³ con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de CanaĆ”n; y llegaron a HarĆ”n y habitaron allĆ. Fueron, pues, los dĆas de TarĆ© doscientos cinco aƱos, y muriĆ³ TarĆ© en HarĆ”n. GĆ©nesis 11:31-32
TarĆ© se dirigĆa a CanaĆ”n, pero se instalĆ³ en HarĆ”n, que se encuentra en TurquĆa y no llegĆ³ a su destino de CanaĆ”n, que se encuentra en Israel, Jordania y las partes del sur del LĆbano y Siria. MĆ”s tarde, Dios enviĆ³ a su hijo Abram, a quien luego llamĆ³ Abraham, para ir a CanaĆ”n. Abraham obedeciĆ³ a Dios y llegĆ³ a su destino, el cual Dios prometiĆ³ que sus descendientes heredarĆan. No sabemos si Dios le hablĆ³ a TarĆ©, pero de alguna manera Ć©l supo que debĆa ir a CanaĆ”n, pero en cambio se instalĆ³ en un lugar donde no tenĆa la intenciĆ³n de ir. Oro para que nunca nos conformemos antes de llegar al destino previsto por Dios, y nos mudemos cuando Ćl dice que nos mudemos o, de lo contrario, podemos perdernos Sus promesas y Sus bendiciones. Necesitamos estar en el lugar correcto de Dios en Su tiempo correcto.