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La Cena del SeƱor

  • Writer: Nicola Carara
    Nicola Carara
  • Dec 11, 2024
  • 6 min read

Últimamente, he estado conversando sobre la Cena del Señor, que también se conoce como Comunión, Fracción del Pan o la Santa Cena. Como sea que la llames, es uno de los sacramentos mÔs importantes para los cristianos, quienes tienen muchas formas diferentes de hacer este recuerdo del sacrificio de Jesús en la cruz. Cuando compartimos el pan y el vino juntos, es un símbolo de unidad de los creyentes mientras celebramos el nuevo pacto que Jesús trajo a través de Su cuerpo quebrantado y sangre derramada para que pudiéramos ser redimidos de la muerte y tener vida eterna en relación con el Padre.

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De cierto, de cierto os digo: el que cree en MĆ­, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el manĆ” en el desierto, y murieron. Ɖste es el pan que desciende del cielo, para que el que come de Ć©l no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirĆ” para siempre; y el pan que yo darĆ© es mi carne, la cual yo darĆ© por la vida del mundo. Entonces los judĆ­os discutĆ­an entre sĆ­, diciendo: ĀæCómo puede Ć©ste darnos a comer su carne? JesĆŗs les respondió: De cierto, de cierto os digo: si no comĆ©is la carne del Hijo del Hombre y bebĆ©is su sangre, no tenĆ©is vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitarĆ© en el dĆ­a final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mĆ­ y yo en Ć©l. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, Ć©l tambiĆ©n vivirĆ” por mĆ­. Ɖste es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el manĆ” y murieron. El que come de este pan vivirĆ” eternamente. Juan 6:47-58

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Incluso antes de la Última Cena, JesĆŗs declaró que quien come su carne y bebe su sangre tendrĆ­a vida eterna. Comer sangre era impuro y contra la ley mosaica, por lo que para muchos judĆ­os lo que JesĆŗs les habĆ­a dicho que hicieran era impensable y ofensivo. Sin embargo, Ɖl estaba introduciendo el nuevo pacto. Ɖl es el nuevo manĆ” que vino del cielo, el Pan de Vida. Cuando creemos en JesĆŗs y participamos de Su carne y Su sangre, entonces estos son los alimentos y bebidas que necesitamos para vivir en Ɖl y Ɖl en nosotros para que podamos tener vida eterna.

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La Última Cena fue apropiadamente en la Pascua, cuando los judíos conmemoraron su liberación de la esclavitud egipcia y el paso del Ôngel de la muerte, ya que sus puertas habían sido marcadas con la sangre de un cordero. Jesús en el nuevo pacto es el Cordero Sacrificial Perfecto que nos salva de ser esclavos del pecado que resultaría en la segunda muerte en el lago de fuego (ver Apocalipsis 20:14). Lo que me sorprende de la Última Cena es a quién ofreció Jesús Su cuerpo y Su sangre: a Su traidor y a Su negador. Y no sólo ofrece su cuerpo y su sangre a los que lo traicionan y lo niegan, sino que ofreció su cuerpo y su sangre por ellos, y si lo aceptan, tendrÔn vida eterna.

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Entonces Judas, el que lo entregaba, respondió y dijo: «¿Soy yo, Maestro?Ā» Ɖl le dijo: Ā«TĆŗ lo has dichoĀ». Y mientras comĆ­an, JesĆŗs tomó pan, bendijo, lo partió y lo dio a sus discĆ­pulos y dijo: Ā«Tomen, coman; esto es mi cuerpoĀ». Luego tomó la copa y, habiendo dado gracias, se la dio y dijo: Ā«Beban de ella todos; porque esto es mi sangre de la nueva alianza, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Pero les digo que desde ahora no beberĆ© mĆ”s de este fruto de la vid hasta aquel dĆ­a en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre»… Pedro le respondió y le dijo: Ā«Aunque todos tropiecen por causa tuya, yo nunca tropezaré». JesĆŗs le dijo: Ā«De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarĆ”s tres veces.Ā» Mateo 26:25-29, 33-34

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No puedo comprender esto. Nunca quisiera comer a sabiendas en la misma mesa con alguien que me traicionarĆ­a y otro que negarĆ­a que me conocĆ­a en el peor momento de mi vida. Pero JesĆŗs fue incluso mĆ”s allĆ” de esto. Partió el pan y se lo dio a comer como Su cuerpo y despuĆ©s de dar gracias por la copa de vino, les dijo a todos que la bebieran. Esto fue un presagio de Su muerte en la cruz por estas mismas personas. ĀæPor quĆ© harĆ­a esto? Mientras reflexionaba sobre esta pregunta, recordĆ© que JesĆŗs es santo y por eso solo podĆ­a tener amor incondicional incluso por aquellos que eran Sus enemigos. JesĆŗs habĆ­a sido dado por el Padre por Su amor por el mundo para que todo aquel que creyera en JesĆŗs, Su Hijo, no pereciera sino que tuviera vida eterna (ver Juan 3:16). JesĆŗs es un regalo que se ofrece a todos. Su cuerpo fue quebrantado y Su sangre fue derramada por todos. Pero elegimos creer y aceptar el regalo de JesĆŗs que nos ofrece vida eterna. Entonces, en esta noche de Pascua hubo un nuevo pacto para todos los que creen y aceptan el sacrificio de JesĆŗs. El Cordero Sacrificial Perfecto nos ha ofrecido ahora Su cuerpo para comer y Su sangre para beber, y haremos esto para recordarlo hasta que regrese, y la novia justa, la Iglesia, preparada con su lino limpio y brillante, cenarĆ” con Ɖl en la cena de bodas del Cordero (ver Apocalipsis 19:7-9).

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Porque yo recibĆ­ del SeƱor lo que tambiĆ©n os he enseƱado: Que el SeƱor JesĆŗs, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mĆ­. Asimismo tomó tambiĆ©n la copa, despuĆ©s de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebĆ”is, en memoria de mĆ­. AsĆ­ pues, todas las veces que comĆ”is este pan, y bebĆ”is esta copa, la muerte del SeƱor anunciĆ”is hasta que Ɖl venga. 1 Corintios 11:23-26

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Debemos estar ansiosos por participar de este recuerdo. Sin embargo, parece que hay algo mÔs en la fracción del pan, ya que nos conecta mÔs cerca de Jesús. Hay algunas iglesias que creen que el pan y la sangre son en realidad el cuerpo y la sangre de Jesús, mientras que otras iglesias creen que son simbólicos. Sin embargo, sea cual sea nuestra creencia, este es un acto santo, que debe realizarse con reverencia.

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Por tanto, cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor indignamente, serÔ culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación, sin discernir el cuerpo del Señor. Por esta razón, muchos estÔn débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen. Porque si nos juzgÔramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. 1 Corintios 11:27-32

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Tengo suficientes problemas en mi vida, asĆ­ que realmente no quiero tomar el cuerpo y la sangre del SeƱor de una manera indigna y luego enfrentar las terribles consecuencias. El autoexamen es importante cuando partimos el pan y bebemos el vino. Sin embargo, mientras escribo este artĆ­culo, siento que no estoy tomando el cuerpo y la sangre de JesĆŗs lo suficiente en memoria de lo que Ɖl hizo por mĆ­. Creo que esto es mĆ”s que un simple ritual, sino que profundiza nuestra relación con Cristo y nuestro conocimiento de Ɖl y lo que Ɖl ha hecho por nosotros. Los hombres en el camino a EmaĆŗs no se dieron cuenta de quiĆ©n era JesĆŗs hasta que partió el pan con ellos.

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Y sucedió que mientras estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron; pero Ɖl desapareció de su vista… Y contaron las cosas que habĆ­an sucedido en el camino, y cómo lo habĆ­an reconocido al partir el pan. Lucas 24:30-31, 35

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Cuando partimos el pan, miramos hacia atrĆ”s, a la cruz y a la resurrección de JesĆŗs, y esperamos con ansias su regreso. Sin embargo, sabemos que Ɖl estĆ” con nosotros a travĆ©s del EspĆ­ritu Santo, a quien envió para ser nuestro Ayudador. Es profundo, pero cada bocado del pan debe hacernos ver que el SeƱor es bueno y que beber el vino nos mantiene conectados con la Vid y que permanecemos en Ɖl y Ɖl en nosotros.

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Al igual que los discĆ­pulos de antaƱo, permanezcamos firmes en tomar el pan y beber el vino en unidad para recordar que JesĆŗs vendrĆ” nuevamente y cenaremos con Ɖl como una sola Iglesia, una novia inmaculada y santa.

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Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones. Hechos 2:42


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