”Aquà vienen los problemas!
- Nicola Carara
- 9 hours ago
- 4 min read

āLes he hablado para que en mĆ encuentren paz. En el mundo tendrĆ”n tribulaciones, pero tengan confianza; yo he vencido al mundo.ā Juan 16:33
Ā
JesĆŗs dirigió estas palabras a sus discĆpulos mientras los preparaba para su muerte y el desenlace. Poco despuĆ©s, Judas traicionó a JesĆŗs y lo llevaron a rastras para ser juzgado y crucificado. Pero todo estaba en el plan del Padre. Los discĆpulos no lo comprendieron cuando su amado Maestro fue capturado, azotado y crucificado como un criminal. La vida tal como la conocĆan parecĆa haber terminado, sus espĆritus estaban destrozados y profundamente desanimados. Pero, sin saberlo, se acercaba el DĆa de la Resurrección. Sin embargo, tuvieron que presenciar la humillación de su MesĆas y experimentar una ejecución atroz para que Ćl venciera a la muerte y nos diera a todos la vida eterna. Los problemas deben venir, pero debemos comprender que nos dan la oportunidad de triunfar en JesĆŗs.
Porque no queremos, hermanos, que ignoréis nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia. Fuimos abrumados sobremanera, mÔs allÔ de nuestras fuerzas, hasta el punto de perder la esperanza de vivir. Es mÔs, tuvimos en nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiÔramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró de tan gran peligro de muerte, y nos librarÔ, en quien hemos puesto nuestra esperanza. Y aún nos librarÔ. 2 Corintios 1:8-10
Ā
Me encanta la franqueza con la que el apóstol Pablo habló de todo lo que vivió. No ocultaba sus problemas como muchos de nosotros lo hacemos por orgullo. No queremos que la gente sepa de nuestras luchas, asĆ que creamos una fachada. Sin embargo, el SeƱor no obra con pretensiones. En cambio, quiere que seamos santificados por la verdad. Pablo habló de su desesperación sabiendo que otros creyentes tambiĆ©n desesperarĆan. Sin embargo, cuando Ć©l y su equipo sufrieron la sentencia de muerte, supieron que no podĆan confiar en sĆ mismos, sino en el Dios que resucita a los muertos y serĆa su Libertador y Esperanza. Ā”QuĆ© gran testimonio surgió de una terrible prueba! Dios prevalecerĆ” en nuestros problemas. Solo tenemos que dejar de actuar con nuestras propias fuerzas y de intentar embellecer nuestras vidas cuando no lo son. Necesitamos ser autĆ©nticos y dejar que JesĆŗs se nos revele en nuestras situaciones desesperadas.
Ā
En esto os regocijƔis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo, si es necesario, tengƔis que ser afligidos por diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, mucho mƔs preciosa que el oro, el cual es perecedero, aunque probado por fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando Jesucristo sea manifestado. 1 Pedro 1:6-7
Ā
Si Jesús, a quien seguimos, sufrió, nosotros también sufriremos. Es inevitable. Sin embargo, debemos decidir si mantendremos nuestra fe y confiaremos en que Dios nos guiarÔ, o si nos quejaremos y refunfuñaremos mientras buscamos consuelo en otros dioses menores, ya sean las personas, la comida, las redes sociales, el trabajo o unas compras. Tenemos un Dios en Jesús que sufrió y pasó por tentaciones y pruebas como nosotros. Pero ¿puede confiarnos las dificultades? ¿Seguiremos amÔndolo cuando los problemas se acumulen y sintamos que las tormentas de la vida nos azotan por todos lados? Cuando seamos humillados, ¿verÔn a Jesús glorificado en nosotros?
Ā
ĀæEstoy dispuesto a que me consideren cobarde por amor a mi SeƱor? La enseƱanza del Sermón del Monte no es "Cumple con tu deber". Es "Haz lo que no es tu deber". No es mi deber ir mĆ”s allĆ” ni poner la otra mejilla. Sin embargo, JesĆŗs dice que si soy su discĆpulo, siempre harĆ© estas cosas. Cuando me insultan, no solo no debo resentirme, sino que debo aprovecharlo para mostrar el carĆ”cter del Hijo de Dios. No puedo imitar el carĆ”cter de JesĆŗs; o lo llevo dentro o no. Si lo llevo dentro, cada insulto personal se convertirĆ” en una ocasión para revelar su increĆble dulzura.
Ā
Oswald Chambers escribió lo anterior en "En Pos de lo Supremo". Es muy difĆcil ser insultado y no contraatacar. Pero cuando esto sucede, Āæpueden quienes nos rodean ver la vida de JesĆŗs reflejada en nuestras acciones? ĀæAcaso nuestro descontento revela la dulzura de Cristo? Esta vida no se trata de nuestra comodidad, sino de glorificar a Dios. En lugar de preocuparnos tanto por nuestra reputación, deberĆamos pensar en cómo representamos a Cristo, sin importar cómo nos vean los demĆ”s. Nuestra obediencia radical al SeƱor puede traernos problemas e insultos, pero todo es por amor a Ćl. SĆ, es cierto que muchas son las aflicciones de los justos, pero la buena noticia es que Dios nos librarĆ” de todas ellas. Aunque no suceda cuando quisiĆ©ramos ni como quisiĆ©ramos, podemos confiar en que Dios estĆ” con nosotros. Y cuando lleguen los problemas, podemos triunfar en Ćl. No olvidemos lo que dijo JesĆŗs:
Ā
La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se la doy como el mundo la da. No se angustien ni tengan miedo. Juan 14:27