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Creo que a menudo como cristianos podemos estar tan ocupados haciendo lo que creemos que es la obra de Dios que tal vez no tengamos tiempo para dedicarlo a Ćl a fin de ser transformados por Su presencia. Sin embargo, Ćl nos creĆ³ para adorarlo y tener una relaciĆ³n con Ćl. Pero a menudo estamos demasiado ocupados haciendo nuestras propias cosas y nos olvidamos de Dios y su deseo de que lo conozcamos y lo adoremos.
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Este pueblo lo he formado para MĆ; Ellos declararĆ”n Mi alabanza. āPero tĆŗ no me has invocado, oh Jacob; Y te has cansado de mĆ, oh Israel. No me habĆ©is traĆdo las ovejas para vuestros holocaustos, ni me habĆ©is honrado con vuestros sacrificios. No os he hecho servir con ofrendas de cereales, ni os he fatigado con incienso. No me habĆ©is comprado caƱa aromĆ”tica con dinero, ni me habĆ©is saciado con la grosura de vuestros sacrificios; Pero me habĆ©is cargado con vuestros pecados, me habĆ©is fatigado con vuestras iniquidades. IsaĆas 43:21-24
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Cuando reconozcamos como los Ć”ngeles que Dios es santo, lo adoraremos en el esplendor de Su santidad y le daremos la gloria debida a Su nombre. Nosotros tambiĆ©n querremos ser santos para que Ćl obtenga la gloria en nuestras vidas. Pablo les dijo a los romanos que debĆan presentarse como un sacrificio vivo, santo y agradable al SeƱor y que eso serĆa un acto de servicio razonable, o algunas versiones de la Biblia lo llaman un servicio espiritual de adoraciĆ³n. Nuestro servicio al SeƱor es adoraciĆ³n y es presentarnos como santo sacrificio a Ćl. Nuestras vidas deben ser un acto de adoraciĆ³n que agrade a Dios. Y entonces, nuestro trabajo debe surgir de nuestra adoraciĆ³n. Hay un ejemplo prĆ”ctico de esto en el Libro de Esdras.
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Desde el primer dĆa del mes sĆ©ptimo comenzaron a ofrecer holocaustos al SeƱor, aunque no se habĆan puesto los cimientos del templo del SeƱor. Esdras 3:6
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Antes de comenzar a reconstruir el templo del SeƱor, el pueblo de Israel que habĆa regresado del cautiverio restableciĆ³ el culto primero en JerusalĆ©n y ofreciĆ³ sacrificios al SeƱor. Adoraban antes de trabajar porque sabĆan para quiĆ©n trabajaban y la reconstrucciĆ³n del templo tambiĆ©n podĆa verse como un acto de adoraciĆ³n al SeƱor. Siempre debemos poner a Dios primero y estar en Su presencia para que podamos conocer Su propĆ³sito para nosotros. Muchos de nosotros queremos hacer grandes obras pero no nos tomamos el tiempo para escuchar a nuestro Gran Dios. No debemos asumir lo que Dios quiere que hagamos, sino que debemos sentarnos en Su presencia y esperar a que Ćl nos dirija. Debemos poner nuestros planes e ideas a Sus pies y dejar que Ćl nos dĆ© los planes e ideas que tiene para nosotros.
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āĀæDĆ³nde estabas cuando puse los cimientos de la tierra? Dime si tienes comprensiĆ³n. ĀæQuiĆ©n determinĆ³ sus medidas? Ā”Seguro que lo sabes! ĀæO quiĆ©n tendiĆ³ la cuerda sobre Ć©l? ĀæA quĆ© estaban sujetos sus cimientos? ĀæO quiĆ©n puso su piedra angular, cuando las estrellas de la maƱana cantaban juntas y todos los hijos de Dios gritaban de alegrĆa? Trabajo 38:4-7
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Debemos permitir que el SeƱor que puso los cimientos de la tierra sea nuestro fundamento porque cualquier otro fundamento excepto Ćl fracasarĆ”. SĆ³lo podremos construir sobre la Roca sĆ³lida, que es JesĆŗs, si nuestra vida se somete a adorarle a Ćl y sĆ³lo a Ćl. Entonces seremos guiados por el EspĆritu Santo por los caminos del SeƱor que pueden no tener sentido para el hombre natural. Entonces seremos verdaderos adoradores del Padre, adorĆ”ndolo en espĆritu y en verdad. Por lo tanto, tambiĆ©n debemos tener cuidado con las mentiras del enemigo que intentan distorsionar la adoraciĆ³n verdadera y la forma en que servimos al SeƱor.
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Entonces JesĆŗs le dijo: āĀ”Fuera, SatanĆ”s! Porque escrito estĆ”: Al SeƱor tu Dios adorarĆ”s, y a Ć©l sĆ³lo servirĆ”sā. Mateo 4:10
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ĀæQuiĆ©n hubiera pensado que JesĆŗs habrĆa sido llevado al desierto por el EspĆritu Santo para ser tentado por el diablo? Pero lo que JesĆŗs hizo en el desierto mostrĆ³ que Ćl era mayor que el primer AdĆ”n en el jardĆn. Aunque tenĆa hambre y era tentado por el diablo, resistiĆ³ las tres tentaciones de SatanĆ”s y su manipulaciĆ³n de la Palabra de Dios. Y despuĆ©s de que JesĆŗs venciera las tentaciones y se mantuviera firme en la verdad de Dios, comenzĆ³ Su ministerio. El libro de Esdras nos muestra que sentar nuestros cimientos puede no ser fĆ”cil ya que tendremos oposiciĆ³n. Ninguna obra en el SeƱor es fĆ”cil y por eso es importante dejar que el SeƱor elimine cualquier impedimento que obstruya el fundamento firme construido en Ćl. Hasta que estemos arraigados y cimentados en Ćl, nuestros cimientos serĆ”n defectuosos y es posible que no necesitemos un gran huracĆ”n como Beryl para derribar lo que hemos construido por nosotros mismos. Nuestro trabajo caerĆ” a la menor tormenta. Pero cuando nuestro trabajo surge de una adoraciĆ³n que estĆ” firmemente basada en nuestra relaciĆ³n con el SeƱor, entonces se mantendrĆ” firme mientras seguimos Su guĆa. Y nuestro trabajo serĆ” adoraciĆ³n, un servicio agradable al SeƱor.