Últimamente, mucho de lo que he estado pasando simplemente no tiene sentido. Luché con cómo lo que Dios parecía haberme estado mostrando iba en contra de lo que sucedía a mi alrededor. En medio de toda mi confusión emocional y espiritual, un amigo me envió una canción de la que nunca antes había oído hablar. Ella quería que no sólo la escuchara, sino que también leyera la letra. La canción era Dios se mueve de maneras misteriosas. Seguramente lo hace y es sorprendente cómo envía aliento a través de su pueblo. Este himno en realidad fue un poema escrito por William Cowper, quien tenía una depresión crónica que lo llevó a ser internado en un manicomio, pero Dios usó todo esto para bien. Después de recibir este himno, días después otro amigo lo citó como comentario para uno de mis videos de YouTube en el que expresaba cómo me había sentido en todas las incertidumbres. Lo sorprendente de todo esto es que la cita coincide con lo que iba a escribir esta semana. Dios realmente sabe cómo escribir un artículo. Soy sólo Sus manos y Su Espíritu dicta las palabras.
No juzguéis al Señor con sentidos débiles, sino confiad en Él por Su gracia; Detrás de una providencia con el ceño fruncido se esconde una cara sonriente
Mi sentido es sin duda débil. No tengo idea de lo que el Señor está haciendo, pero tengo que confiar en Él mientras me guía. Y la forma en que Él me guía puede no tener sentido para mí, pero aun así tengo que obedecerle porque Él ve el panorama completo, cuando yo sólo puedo ver dónde Su palabra es una lámpara para mis pies y una luz para mi camino. No puedo comprender Su inmensidad y todo lo que Él sabe y comprende. A menudo citamos Isaías 55, pero no creo que algunos de nosotros entendamos realmente cuán profundo es este pasaje de las Escrituras.
Deje el impío su camino, y el hombre injusto sus pensamientos; Vuelva al Señor, y él tendrá misericordia de él; Y a nuestro Dios, porque él perdonará abundantemente. “Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos Mis caminos”, dice el Señor. “Porque como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:7-9
La semana pasada, me sentí tan malvado e injusto al dudar de Dios, al no confiar en Sus caminos. Nada tenía sentido para mí y la incredulidad invadió mis pensamientos. Inundada por la duda, sentí como si me estuviera ahogando en un atolladero de incredulidad al saber que estaba perdiendo la fe en mi Dios Poderoso. A diferencia de Abraham, mi creencia en el Señor no se contaría como justicia. Así que tuve que hacer un reinicio. En medio de la noche me levanté y comencé a alabar a Dios por Su bondad y Su grandeza. Todavía no sabía qué iba a pasar después del final de mi sesión de alabanza, pero volví a centrarme en Aquel que sabe, y me di cuenta de que, pase lo que pase, Él estaba conmigo. Por lo tanto, no importa qué aguas tuviera que atravesar, o ríos que tuviera que atravesar, o fuego por donde tuviera que caminar, sabía que Él estaba conmigo y no dejaría que los ríos me inundaran ni el fuego me quemara. Todavía estaba preocupado por lo que me depararía el futuro, pero había empezado a mirar de nuevo a Aquel que tiene el futuro. Él conoce el principio y el fin y reconocí que tenía que seguir los impulsos de Su Espíritu. Él me abrió un camino para hacer lo que me estaba indicando que hiciera y colocó a personas en el lugar para ayudarme. Cuando todo parecía terminado, Él insufló nueva vida a lo que yo pensaba que era una situación moribunda. ¡¡¡Aleluya!!! Es digno de ser alabado.
Te amaré, oh Señor, fuerza mía. El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en quien confiaré; Mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi fortaleza. Invocaré al Señor, que es digno de ser alabado; Así seré salvo de mis enemigos. Salmo 18:1-3
Doy gracias por un Dios que responde cuando llamo e incluso me libera de mis propias dudas y miedos cuando nada tiene sentido.
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